Acostumbrado a los cocos que se ven en España, marrones, más pequeños y como con pelo, no había probado los que hay en todo el sudeste asiático. Allí casi en cualquier lado puedes pedir uno, aunque los más auténticos son como el de la foto. Pides un coco, lo cogen de un montón que tienen, sacan un machete grande, le dan 3 cortes, le ponen una pajita, y a disfrutar.
Tomarme un coco se convirtió casi en tradición en todas las bajadas que hice al sudeste asiático. El mejor: en las islas Phi Phi, Tailandia. Saliendo del muelle donde atraca el barco, a mano izquierda había un puestecillo como de helados. Te abren el coco y te bebes gran parte del agua. El resto lo juntan con el interior del coco y con hielo lo ponen en una batidora para sacar dos batidos. Delicioso, refrescante y muy barato.
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