domingo, 29 de marzo de 2009

Datong y Pingyao

A principios del mes de marzo hicimos excursión de fin de semana para ver los pueblos de Datong y Pingyao.

Salimos el viernes por la noche en tren nocturno camino de Datong. El tren no estaba mal, con sus compartimentos para 6 personas en literas aceptablemente grandes (casi casi cabía de largo...) y a primera hora de la mañana nos plantamos en Datong. Problema que tiene China: no se llevan las cafeterías, y claro, a las 7 de la mañana buscar un sitio donde te dieran de desayunar con un cierto frío, no es lo más divertido que hay. Al final encontramos un sitio (buffet libre tirado de precio) y ya con la tripa llena nos pusimos en marcha.

Seguimos nuestra tradición de mirar la guía, preguntar y uso del transporte público para llegar a los sitios y siguió funcionando a las mil maravillas. Nuestro primer objetivo del día: las cuevas de Yungang. Las cuevas son las grutas budistas más antiguas de toda china y hay montones de budas tallados, grandes (o enormes) y pequeños.

Le llamaban el "orejas"...

Fregonas típicas chinas secándose al sol de la mañana

De nuevo bus de vuelta a Datong y nuevo transporte público: esta vez al monasterio colgante. Después de hora y media por carreteras chinas (con sus típicas pirulas y locuras al volante) llegamos al monasterio: Bonito, curioso, pequeño, y que no se si compensó el tiempo de autobús.


Vuelta a Datong un poco odisea, ya que no teníamos bus de vuelta, y parecía que no pasaría ninguno. Al final negociamos que nos bajen al pueblo más cercano en coche y de ahí cogemos el bus de vuelta.

Cena y de nuevo tren nocturno a Pingyao. Más cómodo que el anterior y además mi vecino de litera de enfrente no roncaba...

Con "ligeros" problemas a la llegada (perdimos a la mitad de la troupe, porque no les dio tiempo a bajar del tren. Justo en este tren el revisor solo avisaba 5 minutos antes y no media hora con en los anteriores trenes...), pero resueltos al terminar de desayunar (se bajaron en la siguiente parada y vinieron en autobús), comenzamos a pasear por Pingyao.

Amanecer en la muralla

Pingyao es una ciudad amurallada con todo el casco antiguo repleto de hutones y caserones antiguos, donde todas las películas chinas de ambientación antigua se filman. La verdad es que está muy chulo, repleto de turistas (chinos casi todos) pero en cuanto de apartas de las calles principales puedes darte un paseo y sentir que has cambiado de época.

Vistas desde una de las torres del centro de la ciudad



Campo de chimeneas

Después de comer en un patio de una casa antigua al aire libre (si, aunque no lo parezca estuvimos por la calle sin abrigo y todo), furgoneta al aeropuerto (a altas velocidades, lo máximo que alcanzo fueron 80 km/h por el carril de en medio de una autopista, adelantandonos por un lado camiones y por el otro cochazos...) y vuelo de vuelta a Pekín.

1 comentario:

Aifen dijo...

Gracias por poner en duda si merece la pena el viaje a ver el monasterio, en julio me hice muchas veces esa pregunta
¿realmente merecia la pena?
Pasé terror auntentico para ir a ver jiuzhaigou.